Terminados los congresos de los partidos, la gran batalla que ya se plantea en la arena política, con toda su crudeza, no es ni la forma de salir de la crisis económica, ni el empeño de Ibarreche en desafiar la Constitución, ni siquiera la carrera de los nacionalismos por eclipsar la enseñanza del castellano. Lo que de verdad se dirime es la batalla de la moralidad pública o, por decirlo de manera más directa, la batalla por definir el concepto de ciudadanía, ya sea en función de una ideología laicista que rechaza expresamente toda referencia cristiana, ya de unas convicciones morales enraizadas en la cultura judeo-cristiana y greco-latina.
En ganar esa batalla está especialmente empeñado el Partido Socialista, que ya ha introducido, como puntas de lanza, la reforma educativa que incluye la asignatura obligatoria de "Educación para la Ciudadanía", la reforma del código civil que, de hecho, dinamita el fundamento mismo de la sociedad al convertir la familia en un mero juego temporal de relaciones sexuales, y la investigación con embriones humanos. Ahora, ese PSOE que lidera Rodríguez Zapatero, se dispone a aprobar la eutanasia y el aborto libre para rematar así la plena introducción en España de la "cultura de la muerte", tantas veces denunciada por Juan Pablo II y Benedicto XVI, en contraposición a la cultura que da un sentido a la vida humana.
José Morales Martín
Palafrugell (Girona)
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