jueves, 17 de enero de 2008

La visión de muchos españoles.

Cuando se acercan las elecciones, el tema de la política está presente en muchos españoles que no nos dedicamos a ella. Ya empezó a verse en los primeros comicios de la transición democrática, en 1977, cuando ganó el Centro Democrático y Social (CDS) de Adolfo Suárez. En mi centro de trabajo, unos decían: hay que votar a Suárez, que su programa es mejor que el de los socialistas. La gente quería progreso en paz, y salió el CDS. La mayoría de los de izquierda se inclinaron por Felipe González, centrado, y no por Carrillo: no querían comunismo sino un cambio realista y con garantías de paz. ¿Los catalanes? Muy serios en sus negocios, por encima de derechas y de izquierdas, se centraron en Jordi Puyol. Así fue como se perfilaron las dos fuerzas mayoritarias, de centro, y las nacionalistas también de centro. La búsqueda del centro, del equilibrio, aún permanece en el pueblo, aunque al actual Gobierno parece no interesarle.

Qué piensan ahora los votantes del PP? Por un lado, ven en el PP, un partido moderado y democrático, fiel a su vocación de progreso y de crecimiento económico, muy hábil en asuntos económicos y que cuenta con muchos activos, intercambiables, para hacer una buena política de interior, de exterior, económica y de educación, etc. Miran con agrado y confianza, que el PP siempre haya rechazado las propuestas negativas del PSOE: el aborto, porque es un asesinato y va contra los derechos humanos; el divorcio exprés, porque desestabiliza la familia, tan necesaria para la salud social; la equiparación al matrimonio de parejas homosexuales, porque es una burla a la razón y a la evidencia, etc.. No obstante, a cada vez más de sus votantes católicos, no convence. ¿ Por qué? El PP en el poder se conformó con leyes inicuas que no aprobó en la oposición, como el aborto. No son pocos los votantes- cada vez más- a los que les preocupa la moral y no quieren encender una vela a Dios y otra al diablo.

Por parte de la izquierda, el PSOE actual, instigado por sus socios comunistas de IU y de Izquierda Republicana, parece que ha perdido el rumbo, el centro, la mesura, el equilibrio. A bastantes de los más atentos no les agrada el chalaneo con nacionalistas, y quizá tampoco con comunistas o radicales, y menos el modo como se ha conducido en el tema del terrorismo. La mayoría de los votantes socialista, también quieren la unión y solidaridad de todos los pueblos de España; muchos dicen que son cristianos y no creo que sean tantos a los que les gusta el aborto ni el divorcio exprés, el desprecio que se observa a lo católico ni la equiparación de parejas homosexuales con el matrimonio; aunque, eso sí, la mayoría no desaprueba-y hacen bien- a las personas por razón de inclinación sexual.



María F. Vicente

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