lunes, 17 de marzo de 2008

Los Faros

Me gustan los faros, me atraen, desde pequeña, cuando solo conocía nuestra preciosa farola y los faros de nuestras cercanas costas. Después de mayor me siguieron atrayendo por su belleza, por su misterio, por todos los significados que me sugerían el contemplarlos. Para mí, son uno de los inventos del hombre más importante, por su utilidad y porque son imagen de muchas cualidades del ser humano. Pueden representar la fortaleza, la constancia la firmeza, la fidelidad el espíritu de servicio, de ayuda al que lo necesita, al que está en peligro de amor a la verdad, no miente, no engañan y son capaces de resistir el embate de las olas sin quejarse y en medio de la soledad. Como los hombres de una pieza.
Ahora, casi todos son automáticos y no necesitan de forma constante la ayuda del hombre, pero no quiero dejar atrás la figura del farero, tan importantepor su trabajo y por haber sabido vivir en soledad y siendo fiel compañero del mar.
Para mí, también hay hombres y mujeres que son faros. Son esas personas que con su postura ante la vida, no se rinden ante las dificultades, dan luz con su palabra y con su ejemplo, con su fortaleza, con su firmeza en los principios y con su ayuda, con su amor a todos sin distinción de raza, ideas y creencias. Esos hombres y mujeres que a lo largo de la historia nos han ayudado y en cierta manera han sido faro de nuestras vidas. Unos padres abnegados, un maestro que nos abrió la mente a la bondad y a la ciencia, un amigo que en un momento nos dijo con cariño “Te estás equivocando”. Todos tenemos en el recuerdo y en el presente alguien así.
Dejarse ayudar para llegar a buen puerto y, a la vez tratar de ayudar a los demás es una buena forma de vivir, siempre que sean el bien y la bondad los que guíen nuestros pasos. Si fuera de otra manera, seriamos piratas de nuestros semejantes, sin mala intención, pero equivocados.

Piedad Sánchez de la Fuente
Málaga

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