Hace unos días el Papa hizo unas reflexiones sobre la diferencia que existe entre el miedo humano y el temor a Dios. Así aseguró que "sólo la fe en Dios puede vencer el miedo existencial y la angustia que nace de una cierta cultura impregnada de un nihilismo teórico y práctico". Afirmó también que el miedo es una dimensión natural de la vida, que desde niños experimentamos esas formas de miedo que después se revelan imaginarias y desaparecen.
"Hay, ahora especialmente, continuaba diciendo el Papa, una forma de miedo más profunda, de tipo existencial, que cae a veces en la angustia y que nace de un sentido vacío de la existencia, ligado a una cierta cultura impregnada del difundido nihilismo teórico y práctico", añadiendo que ante el amplio y diferente panorama de miedos humanos, "la Palabra de Dios es clara: quien 'teme' a Dios no tiene miedo, ya que el temor de Dios coincide con la fe en El".
"Quien teme a Dios está tranquilo, incluso en medio de la tempestad. El creyente no se asusta ante nada porque sabe que está en las manos de Dios, sabe que el mal y la irracionalidad no tienen la última palabra. El único Señor del mundo y de la vida es Cristo", afirmó el Pontífice.
Y es que como siempre se ha afirmado entre los católicos: "no temer a Dios" equivale "a ponerse en su puesto, a sentirse dueños del bien y del mal, de la vida y de la muerte" "que estén tristes los que no se saben hijos de Dios" escribía un autor espiritual contemporáneo.
Jesús Domingo Martínez
Girona
"Hay, ahora especialmente, continuaba diciendo el Papa, una forma de miedo más profunda, de tipo existencial, que cae a veces en la angustia y que nace de un sentido vacío de la existencia, ligado a una cierta cultura impregnada del difundido nihilismo teórico y práctico", añadiendo que ante el amplio y diferente panorama de miedos humanos, "la Palabra de Dios es clara: quien 'teme' a Dios no tiene miedo, ya que el temor de Dios coincide con la fe en El".
"Quien teme a Dios está tranquilo, incluso en medio de la tempestad. El creyente no se asusta ante nada porque sabe que está en las manos de Dios, sabe que el mal y la irracionalidad no tienen la última palabra. El único Señor del mundo y de la vida es Cristo", afirmó el Pontífice.
Y es que como siempre se ha afirmado entre los católicos: "no temer a Dios" equivale "a ponerse en su puesto, a sentirse dueños del bien y del mal, de la vida y de la muerte" "que estén tristes los que no se saben hijos de Dios" escribía un autor espiritual contemporáneo.
Jesús Domingo Martínez
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