En época de elecciones siempre sale en las conversaciones con los amigos el tema del mal menor. La táctica política del mal menor nació hace doscientos años en la Europa cristiana postrevolucionaria, de la mano de dos movimientos políticos católicos, el catolicismo liberal y la democracia cristiana. El malminorismo es pesimista porque no se atreve a proponer el bién total, predicado por Cristo. No dijo Jesús, "hacer el menor mal posible" sino que dijo "hacer el bién". No se puede aceptar el "aborto" bajo unos supuestos y decir que es peor que el "aborto" sea totalmente libre. El hecho real es que se mata igual, asesinar a un ser humano no es menos grave porque no sea delito civil. Al pequeño que no dejamos nacer, de nada le sirve que le digamos que la ley a previsto unos trámites a los que se ha sometido su madre y que no se preocupe porque de hecho el "aborto" en España no es libre. En éste caso el mal menor, no es menor. El mal siempre es mal y los políticos católicos tienen la obligación de proteger la vida. Si una mala ley está en vigor, tienen que decir que la derogarán si llegan al poder. Esta y no otra es la situación actual. Tenemos la obligación de defender de verdad la vida, nunca inclinarse por el mal menor, porque el mal menor no existe.
Carmen Antoja Giralt.
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