España pierde imparable su población infantil y juvenil. Las pirámides de edad se invierten anormalmente. Varias son las causas: la anticoncepción, esa agresión contra el cuerpo femenino y el matrimonio, el aumento de abortos o de divorcios, las escasas ayudas a la familia y el incremento de la esperanza de vida. Pero la solución pasa por un cambio de mentalidad a favor de la vida. Los hijos son ya ese bien escaso y poco deseado, implicado un agostamiento del amor matrimonial. Si no se está dispuesto a dar paso a la siguiente generación es que algo gravísimo falla, y falla el aumento de bienestar material que impide el sacrificio que conlleva tener más de un o dos hijos.
Ana Coronado.
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