jueves, 14 de febrero de 2008

La vida no debe negarse a nadie

El Muro de Berlín, el viejo comunismo y el nazismo cayeron cuando el público tomó conciencia de sus horrores y dejó de creer que se trataba de “progresos” irreversibles de la Historia. Creo que en nuestro país, ha llegado ya la hora de derrumbar, no el muro de la vergüenza de Berlín, sino la ley de la vergüenza del aborto.
Aprovechando que estamos en campaña electoral, hay que dejarle claro a los que quieren gobernar España que el deber del Estado es proteger las vidas humanas y nunca legalizar el asesinato de los más débiles de la sociedad.
Uno de los aspectos que más han caracterizado a los modernos partidos conservadores europeos es su timidez en la defensa de la vida o el reconocimiento de las propias raíces culturales y éticas. Algo empieza a cambiar, en Italia, el líder conservador, Silvio Berlusconi, ha tomado la iniciativa de sugerir a las Naciones Unidas que asuma la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural lo que, de hecho, significa adoptar una moratoria sobre el aborto, igual que tiempos atrás se hizo con la pena de muerte.
En ese sentido el Papa Benedicto nos ha exhortado: “Es necesario ayudar a las personas a tomar conciencia del mal intrínseco del aborto” y advirtió que los políticos y legisladores “tienen el deber de defender el derecho fundamental a la vida…la vida no debe negarse a nadie, ni siquiera al más pequeño e indefenso nascituro”.
Los parlamentarios que son nuestros representantes, no pueden seguir haciendo oídos sordos e ignorando el repudio general de sus electores. Las urnas le pueden pasar factura.

Elena Baeza

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